Cuarentenademagoga – La demagogia

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Una sociedad sumida en la mas árida sequía de ideología, enferma terminal por la  metástasis de la corrupción, inflamada de odio, ciega de amargura y sumida en la depresión. Se convierte en alimento de alimañas necrófagas de la ideología, en campo de abono de su propia avaricia, en el arma de destrucción masiva del temor, en agua contaminada para caldo de cultivo de rencor…

La semilla del mal ha sido plantada, regada y ha germinado en la indignación. Los mismos que ahora luchan contra esta hierbas, son los que la han sembrado. Los mismos que han generado nuestra ambición, se han lucrado de nuestra esperanza. Los mismos que enterraron nuestro pasado, han incinerado nuestro futuro.

Pero hay esperanza, la hay. El hombre debe tomar consciencia de su propio ser y aprovecharlo en su bien. La unión del hombre conforma una sociedad que debe respetarse. Al igual que el animal necesita la manada, nosotros necesitamos a nuestros convecinos del mundo, para ser, para sentir, para ser, para amar, para ser, para vivir, para ser y para morir. Para ser un individuo con identidad propia necesitamos estar, debemos creer, crear, respetar y formar parte de una sociedad.

Hoy en día esta sociedad no necesita el abono del odio, lo que necesita es ser regada con la esperanza. Esta, nuestra sociedad, necesita ser limpiada de su propio mal. No necesitamos palabrería barata, no necesitamos que otros llenen el espacio que ha dejado la pérdida de la ilusión.

Todo ello porque habrá un día en el que se acabe la indignación, habrá un día en el que deberemos, no sólo llenar el espacio dejado por la destrucción de la esperanza, habrá que gestionar nuestro ser como individuo social y entonces nuestro estado no será el mismo que ahora es movido por el odio.

Habrá un día, lo habrá, donde la demagogia dejará espacio para la honestidad y donde saldremos de cuarenta años de cuarentena mental.

 

 

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