Como un niño

Como un niño que se asoma al precipicio, así me siento.
No queda lejos aquel tiempo en el que, mirada perdida, me introducía en ese sueño viviente en que se convierte un pensamiento tan fuerte como la realidad. Como un niño, una y otra vez, me introduzco en él para sentir el miedo de la caída, para sentir el dolor del golpe.
Tú me has enseñado el camino, me has mostrado que para vivir hay que morir y para morir sólo se necesita tiempo. Pero como el niño que se aproxima al vacío sin imaginarse el dolor que ello produce, una y otra vez, caigo en el pensamiento doloroso de la muerte. La muerte me ha acompañado siempre, siempre ha estado, siempre la he sentido, tan real como la vida misma ha llenado mi mente de tanto dolor que mi cuerpo se ha resentido.
Tú me has enseñado el camino por donde pasean mis pensamientos de dolor y muerte y yo, mientras tanto, me asomo al vacío como un niño, te busco, pero no te veo. Te siento pero no te tengo.
Te añoro pero nada es suficiente, me has dejado a medias, te has ido y no me he despedido. Tanto miedo y al final llegó el día, tu día, aquel día. Ese día ya no estabas pero yo te sentía. ¿Dónde estas ahora?, te necesito y no te tengo.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.